domingo, 25 de enero de 2009

Segundo paraje de los días sin nombre

No se trata de no recordar, sino de que no se quiera. ¿Y si acaso este fuera aquel país dibujado en los libros, aquél que quedó en ruinas tras morir su dibujante? ¡A quien le importan hoy las historias con final feliz! La videncia es cosa del pasado... En cierta manera el amor se había descoyuntado hace tiempo. Trillado. Otra historia en la que el olvido toma forma y se pierde la secuencia ¿Y si los días fueran: Malud, Ruec, Gaun, Alpen, Frao, Diup y Káantub...?, ¿si hubiera uno más?, ¿si no los denominaran las constelaciones?, ¿Sí el Imperio no...?
"Al final no quedará nada", oíamos cuando niños y nos parecía un sueño. Quizá no debimos crecer, sino mantener la crueldad manifiesta hacía volvernos creyentes de cualquier movimiento humano. A regañadientes nos hacían creer y sentir algo aunque no lo sintiéramos, aunque apenas supiéramos lo que era sentir. Luego de volvernos sensitivos alguien llegó y nos dijo que eso no..., que la sensibilidad no..., que las emociones no... Y la memoria se volvió un repetir ciego. No se aprendió por corazón: by hard, pour coeur, por reflejarlo en otra lengua, si no por imposición. Al tiempo afilamos incisivos y nos hicimos amigos del canino que desgarra. Dejamos la inocencia del que pregunta de forma espontánea y hiere de la misma manera; exige atención y amor sin saber su significado, todo lo observa detenidamente y lo imita. En algún momento aprende a herir a drede y el arte de la guerra. Si hemos olvidado incluso eso, quizá éste es un exilio de la humanidad entera, quizá nos encontramos de nuevo en el Principio, o este será otro Deux ex Machina del que ni otro heredero de Tiresias podrá salvarnos: ni como mujer, ni como hombre, ni como los dos que el griego fuera. Por la razón que se quiera, todos dicen que olvidaron salvo yo que recuerdo lo que me conviene y entretengo de alguna manera lejos de mí, lo que no quiero recordar hasta que se asimile. Ésto es un desierto, realidad yerma en la que se olvidaron la Grandes Guerras, las conquistas, la violencia, el Sacramento, la escritua, la geografía, los conceptos..., quizá fue demasiado. Me siento dentro de la más grande de las Utopías: El Principio de todo luego de un Punto Final cuyo Apocalipsis es lo único que he olvidado, o quizá lo tanteo entre la niebla, quizá y si me confío una bala perdida arribe en los siguientes minutos y se acabe esta indeterminación. Y ahora que siento que no hace falta escribir nada, me dicen que empiece por imaginar para volver a la realidad, supongo porque alguna vez fue a la inversa. Así como llegamos a la imaginación, llegaremos desde ella a la realidad. Me resulta absurdo. Quizá funcione mejor caminar para hallar los fragmentos, para ver que hace el otro que no recuerda, que no se preocupa y quizá esté ocupado en algún oficio que maneje por corazón, más digno que el de hallarle razones a lo que nos rodea, a nosotros mismos, al marasmo que ahora queremos fingir que no somos.

1 comentario:

  1. Una vez escuché Soyons réalistes : exigeons l’impossible Otra me dijeron muy callaos: Il ne faut jamais regretter le temps qui est nécessaire pour bien faire ce qu’on a fait.
    no lo se, no se si de niños nos vendieron la idea de una gran mentira, si el concepto es el idoneo o si en verdad estamos perdidos.

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